Cinco personas sin nada en común se quedan atascados en un ascensor poco después de que este empezara a subir. Ninguno de ellos se presenta, pero cuando seguridad les encuentra, se dan cuenta de que se pueden comunicar por interfono desde la cabina, sin embargo, los seguratas son incapaces de sentirles. De pronto empiezan a suceder cosas extrañas, ya que uno de los seguratas jura haber visto la imagen de lo que parece ser una cara gritando en la pantalla. Lejos de aceptar la superstición de su subordinado, Lustig (Mat Craven) ordena al ascensorista a comprobar el mecanismo de los ascensores. Por otro lado, solo cuatro de los cinco atrapados son identificados: Vince McCormick (Geoffrey Arend); hombre de negocios investigado por fraude fiscal, Sarah Caraway (Bojana Novakovic); mujer de familia adinerada y mentirosa compulsiva que pretende abandonar a su marido con su dinero, Ben Larson (Bokeem Woodbine); un guarda de seguridad interino con un historial de violencia, Jane Kowsky (Jenny O'Hara) que al parecer pretendía robar según mostraban las cámaras. Por otro lado, el hombre sin identificar se presenta como Tony (Logan Marshall-Green), el cual por contrario no aparece en la base de datos de seguridad.
De pronto empiezan a suceder cosas extrañas en la cabina tendiendo a terroríficas, ya que en el momento en el que se van las luces, Sarah aparece herida por algo que parece ser un mordisco. Pronto cada uno empieza a sospechar del otro ante la posibilidad de que el diablo esté en uno de ellos.
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